lunes, 9 de marzo de 2015

Voyager de Marilinda Guerrero


En Voyager, Marilinda Guerrero nos permite descubrir una ficción con matices que están muy cercanos al encanto mismo por lo desconocido. Adentrarse en esta narrativa de historias fantásticas e inacabadas es poder escuchar a esa voz que nos guía por los cuentos que van dando forma a este libro, página por página, como quien bebe un café a sorbos muy pequeños. Una mujer viaja a una ciudad desconocida y en este viaje se pierde para poder encontrarse, una mujer ve su cuerpo inerte junto a la decadencia de la juventud, una mujer que se asombra de los extraños pasajeros dentro del vagón de un tren, una ciudad que se inunda hasta convertirse en un paisaje acuático, un luchador anónimo que reflexiona sobre su vida personal y su trabajo en el ring, dos chicas sienten que pueden viajar a la deriva por el espacio sin salir del asqueroso baño de un bar. Esta ficción, ha sido construida como un maravilloso viaje, sin duda, tiene el poder de atraparnos, de hacer que nuestra mirada se mantenga atenta a cada detalle.

Martín Cálix

jueves, 19 de febrero de 2015

Otra versión de vos de Antonio Cienfuegos


«Tras leer Otra versión de vos me siento, inevitablemente, frente a un espejo; pero este poemario no convoca sólo mi retrato, sino todo el panorama de los pueblos centroamericanos: «Somos una raza que trae los heraldos negros tatuados en todo el cuerpo», dice Antonio Cienfuegos en Poema violento de un asesinato en la frontera sur, y siento toda la desgracia del mundo sobre mis hombros. Porque, a manera de un Atlas mestizo, las injusticias, los delitos, el narcotráfico, pesan sobre nosotros como si el simple hecho de vivir nos hiciera culpables, y nos abriera «zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.»

Nuestra identidad es diversa, pero débil. Constantemente somos bombardeados por la influencia extranjera, y la vulnerabilidad, que más bien parece ser nuestra materia prima, este libro nos demuestra que no somos los «mil cachorros sueltos del León Español» como afirmaba Darío, sino los despojos de una cultura a remiendos, que habla inglés, que se consume «entre sus Shell y Texaco que alimentan el gran cráter», que «con el guaro del recuerdo crece con las luces del atardecer enfueguecido por la emulación de Los Ángeles», unos Ángeles más herrumbrados que nosotros mismos.

Este libro de Antonio sin duda nos invita a reflexionar sobre el pasado centroamericano, a redescubrirlo y, sobre todo, a buscar otra versión de nosotros mismos. En otras palabras, a convencernos que Clint Eastwood bien pudo ser el doble de nuestros abuelos.»

Miguel Acosta

Un día como cualquiera de Miguel Acosta


«Estos cuentos nos dejan la huella que una ciudad convulsionada imprime sobre sus habitantes. Parece que no hay escape, el amor, llamémosle obsesión también, la desesperación, la locura, tienden sus lazos y los hombres y mujeres caen como ciegos ante esa trampa inevitable que llamamos destino. En una oficina un hombre piensa en la muerte como en una amante a la que tiene miedo de conocer. Por las calles que tienden a volverse laberintos sin salida, un hombre deambula esperando estar en el lugar preciso para construir la obra precisa. Una mujer con un trabajo agitadísimo, se obsesiona del tipo más tranquilo. Hombres sueñan con la muerte de los que quieren, sin saber si el sueño sólo es una trampa o si en realidad la vida es en sí la trampa. Al final, cada personaje podría ser usted o yo en un día como cualquiera, porque los días como cualquiera también son para soñar, para obsesionarnos, para esperar como locos lo que nunca vendrá, para revolcarnos sin saber que será la última vez que lo haremos, pero también para morir, ya sea en el sueño de alguien o el sueño de Dios, pero con la certeza, claro, que todo ocurrirá un día como cualquiera.»

Ludwing Varela

Sangre y ceniza de Nincy Perdomo


«En estos poemas, Nincy Perdomo nos mantiene en el vórtice, pues esta poesía «clava alfileres bajo las uñas», es un ardor delicado, extrañamente satisfactorio. Una poesía sin pretextos en un terreno de desavenencia y tinieblas, estas palabras henchidas de sangre van del ámbito semántico de ese abandono a la placidez de una oscuridad que anida el corazón con una fuerza que arrastra, destacando por su transparente belleza. La poesía de Nincy Perdomo construye ese universo poético desde una ternura que encarna la perenne búsqueda por un amor ilícito, donde alguien siempre incorpora el mal inútilmente. «Soy huérfana del mundo», pues ella misma es quien se asigna ese exilio propio para saber domesticar la rabia y volver triunfante del desasosiego».

Mayra Oyuela